Conversar, entrar en las redes sociales, realizar una compra, mirar el tiempo, revisar el correo, realizar una búsqueda, leer noticias, ver vídeos o escuchar música. Estas acciones las repetimos a diario móvil en mano o tablet, ordenador, Smart TV y, en ocasiones, se realiza más de una al mismo tiempo (multitarea). Según el estudio de Hootsuite y We are social publicado en enero de 2019, el tiempo medio (a nivel mundial) que las personas nos conectamos a Internet está en más de 6 horas y media.
Los medios digitales, se caracterizan, entre otras cosas, por la ubicuidad. Esto es, podemos conectarnos desde cualquier parte y en cualquier momento. Y es que imaginar en la actualidad un día sin Internet casi parece antinatural. Pero: ¿somos conscientes hasta qué punto la red de redes y los dispositivos tecnológicos que usamos sin parar influyen en nuestra vida?
Los medios digitales, se caracterizan, entre otras cosas, por la ubicuidad. Esto es, podemos conectarnos desde cualquier parte y en cualquier momento. Y es que imaginar en la actualidad un día sin Internet casi parece antinatural. Pero: ¿somos conscientes hasta qué punto la red de redes y los dispositivos tecnológicos que usamos sin parar influyen en nuestra vida?
El Centro de Investigaciones estadounidense Pew publicó en 2017 los resultados estadísticos de un estudio sobre el uso del Smartphone a nivel mundial. El título era claro: "El uso de Smartphone es común en economías avanzadas, pero la brecha digital permanece" (texto original en inglés). España se situaba en el tercer puesto: un 79% de los españoles (para esa muestra y estudio) utilizaría el móvil, el mismo porcentaje de Holanda que se situaba en el segundo puesto (el primer lugar lo ocupaba Suecia con un 80%). Por otro lado, IAB Spain, la Asociación para la Publicidad, el marketing y la comunicación digital en España, publicaba también datos sobre el uso del móvil en el Estudio Mobile Marketing 2017. La muestra estaba compuesta por personas mayores de 18 años residentes en España y seleccionados de forma aleatoria. En cuanto a los resultados, estos se basaron en las 1.003 encuestas completadas. De esta forma, según el citado estudio, el 97% poseían un Smartphone. Además, el 53% hacía un uso medio del móvil equivalente a 2 horas 27 minutos diarios (notándose un menor uso a medida que se habla de edades más avanzadas).
Por si esto fuera poco, el estudio revelaba que el 82% de las personas encuestadas utilizaba el Smartphone mientras veía la televisión. De las cuales: un 34% lo miraba de vez en cuando, un 32% habitualmente y un 20% con frecuencia.
Luego parece que no solo sabemos estar conectados, sino que lo hacemos de forma simultánea con distintos dispositivos. En definitiva, con tantos frentes abiertos, está sin duda presente la comúnmente llamada multitarea o multitasking. Cambios constantes de actividad sin que por lo general se acabe una para pasar a la otra, dando lugar a lapsos de atención muy breves y a actividades que se ven continuamente interrumpidas.
Este fenómeno ha sido motivo de interés e investigación en varias ocasiones, con el fin de comprobar si resulta o no eficiente y eficaz atender a más de una cosa al mismo tiempo. Y parece que lo que aumenta la eficiencia y eficacia es, en la mayoría de los casos, estar atentos durante un tiempo a una actividad cada vez. En la revista Forbes España, a través de la noticia: "¿Qué tiene de malo la multitarea?" (2015) se apuntaba que estudios como los realizados por los profesores y psicólogos David Strayer y Fran Drews en la Universidad de Utah (EEUU), ya en 2006, concluían la ineficacia de la multitarea realizada mientras se conducía. Concluían que, por ejemplo, hablar por el móvil mientras se conduce podía tener efectos tan graves como conducir ebrio/a.
Asimismo, investigaciones realizadas en la Universidad de Stanford en 2009 ("La multitarea no funciona, según investigadores", Reuters, 2009), sacaban conclusiones más extrapolables a cualquier situación en la que se de la multitarea (mirar el móvil en medio de una reunión, una conversación, etc). Tras extraer conclusiones, se vio que predominaba el porcentaje de individuos del estudio que, habiendo estado inmersos en la multitarea, tenían falta de atención, dificultad para filtrar la información, recordarla y organizarla y. por tanto, presentaban un menor rendimiento.
Sin embargo: ¿Quién no se toma un café mientras lee o escucha música cuando realiza otra acción? ¿Quién no emplea el manos libres mientras realiza otra cosa? En el caso de escuchar música a la vez que se realizan otras tareas, parece ser que, en algunas situaciones, sí puede resultar beneficioso. Todo ello se explica desde la neurociencia y lo que ocurre en el cerebro y organismo mientras escuchamos música. La música, tal y como se recoge en "La música es buena para la salud, diez razones que lo demuestran" (Huffington Post, 2014) puede ayudar a relajarse, a desarrollar la creatividad, a movilizar el área motora o motriz del cerebro (incluso se podría afirmar que la música es un elemento muy importante en ciertas disciplinas deportivas), etc.
Por otro lado, este concepto al que nos estamos refiriendo, toma auge aplicado a la sociedad digital en la que nos encontramos (de hecho, el concepto multitarea o multitasking se aplicó originariamente al campo de la informática y los sistemas operativos). Y en este punto Internet juega un importante papel.
Los orígenes de Internet están ligados al ámbito militar. Tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y dentro del período de la Guerra Fría (1947-1991), el Departamento de Defensa de los EEUU promovió la investigación e innovación tecnológica con fines militares, principalmente, para hacer frente a los desafíos propuestos por la Unión Soviética. Para ello se crea ARPA (Advanced Research Projects Agency) en 1958. Esta Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados pasa a denominarse DARPA (Defense Advanced Research Projects Agency) en 1972 (así es como se le conoce actualmente, aunque en 1993 volvió a llamarse ARPA y no fue hasta 1996 cuando volvió a ser de nuevo DARPA). Posteriormente, en 1969, se crea ARPANET (Advanced Research Projects Agency Network), una red de ordenadores capaces de comunicarse entre sí que no dependían como venía ocurriendo hasta entonces, de un ordenador central, sino que tenían autonomía propia. Esto evitaba que, en caso de que un ordenador o nodo fuese dañado, pudiera seguir funcionando y la información lograse distribuirse igualmente. Cuatro eran los organismos que formaban parte de esta red (cuatro nodos interconectados): Universidad de Los Ángeles, Universidad de California Santa Bárbara, Universidad de Utah y el Instituto de Investigación de Stanford. Progresivamente, se fue evolucionando hacia una red que desembocará en lo que conocemos como Internet. Así, la red pasará de ser un proyecto con protección estatal a extenderse por todo el mundo, pasando a formar parte de ella numerosas universidades, centros de investigación, organismos públicos y privados, entre otros. Tal y como apuntan las profesoras Natalia Abuín y Raquel Vindader: “lo que en principio nació como un arma militar, se ha convertido en un poderoso medio de comunicación” (aunque es cierto que existe controversia si es o no realmente un medio de comunicación).
De hecho, su evolución fue sumamente rápida. Mientras que la radio tardó 38 años en alcanzar los 50 millones de usuarios en todo el mundo y la televisión 13, Internet los alcanzó en tan solo 4 años, tal y como se ha recogido en diversos documentos. Por otro lado, el científico británico y creador en 1989 de la World Wide Web (www), Tim Berners Lee, en una conferencia para TED (Technology, Entertainment, Design) en 2014, denominada Una carta magna para la web, apuntó que en el año 2000, un 5% de la población mundial utilizaba la web. En 2007 la cifra ascendía a un 17% y, en 2014, alcanzaba el 40%, cifra que ha seguido aumentando hasta nuestros días.
Luego parece que no solo sabemos estar conectados, sino que lo hacemos de forma simultánea con distintos dispositivos. En definitiva, con tantos frentes abiertos, está sin duda presente la comúnmente llamada multitarea o multitasking. Cambios constantes de actividad sin que por lo general se acabe una para pasar a la otra, dando lugar a lapsos de atención muy breves y a actividades que se ven continuamente interrumpidas.
EL FENÓMENO DE LA MULTITAREA
Asimismo, investigaciones realizadas en la Universidad de Stanford en 2009 ("La multitarea no funciona, según investigadores", Reuters, 2009), sacaban conclusiones más extrapolables a cualquier situación en la que se de la multitarea (mirar el móvil en medio de una reunión, una conversación, etc). Tras extraer conclusiones, se vio que predominaba el porcentaje de individuos del estudio que, habiendo estado inmersos en la multitarea, tenían falta de atención, dificultad para filtrar la información, recordarla y organizarla y. por tanto, presentaban un menor rendimiento.
Multitarea o multitasking. Fuente de la fotografía recuperada el 22/2/19:
https://www.ticbeat.com/empresa-b2b/las-claves-para-dejar-la-multitarea-y-ser-mucho-mas-productivo/
Por otro lado, este concepto al que nos estamos refiriendo, toma auge aplicado a la sociedad digital en la que nos encontramos (de hecho, el concepto multitarea o multitasking se aplicó originariamente al campo de la informática y los sistemas operativos). Y en este punto Internet juega un importante papel.
INTERNET: ORIGEN, EVOLUCIÓN Y USO
Los orígenes de Internet están ligados al ámbito militar. Tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y dentro del período de la Guerra Fría (1947-1991), el Departamento de Defensa de los EEUU promovió la investigación e innovación tecnológica con fines militares, principalmente, para hacer frente a los desafíos propuestos por la Unión Soviética. Para ello se crea ARPA (Advanced Research Projects Agency) en 1958. Esta Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados pasa a denominarse DARPA (Defense Advanced Research Projects Agency) en 1972 (así es como se le conoce actualmente, aunque en 1993 volvió a llamarse ARPA y no fue hasta 1996 cuando volvió a ser de nuevo DARPA). Posteriormente, en 1969, se crea ARPANET (Advanced Research Projects Agency Network), una red de ordenadores capaces de comunicarse entre sí que no dependían como venía ocurriendo hasta entonces, de un ordenador central, sino que tenían autonomía propia. Esto evitaba que, en caso de que un ordenador o nodo fuese dañado, pudiera seguir funcionando y la información lograse distribuirse igualmente. Cuatro eran los organismos que formaban parte de esta red (cuatro nodos interconectados): Universidad de Los Ángeles, Universidad de California Santa Bárbara, Universidad de Utah y el Instituto de Investigación de Stanford. Progresivamente, se fue evolucionando hacia una red que desembocará en lo que conocemos como Internet. Así, la red pasará de ser un proyecto con protección estatal a extenderse por todo el mundo, pasando a formar parte de ella numerosas universidades, centros de investigación, organismos públicos y privados, entre otros. Tal y como apuntan las profesoras Natalia Abuín y Raquel Vindader: “lo que en principio nació como un arma militar, se ha convertido en un poderoso medio de comunicación” (aunque es cierto que existe controversia si es o no realmente un medio de comunicación).
De hecho, su evolución fue sumamente rápida. Mientras que la radio tardó 38 años en alcanzar los 50 millones de usuarios en todo el mundo y la televisión 13, Internet los alcanzó en tan solo 4 años, tal y como se ha recogido en diversos documentos. Por otro lado, el científico británico y creador en 1989 de la World Wide Web (www), Tim Berners Lee, en una conferencia para TED (Technology, Entertainment, Design) en 2014, denominada Una carta magna para la web, apuntó que en el año 2000, un 5% de la población mundial utilizaba la web. En 2007 la cifra ascendía a un 17% y, en 2014, alcanzaba el 40%, cifra que ha seguido aumentando hasta nuestros días.
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El pasado mes de enero, la empresa We are social y la plataforma para la gestión de redes sociales Hootsuite, publicaban un Informe con datos estadisticos sobre el uso de Internet, del móvil, las redes sociales y el comercio electrónico (e-commerce): Digital 2019 (texto original en inglés). Según este estudio, actualmente un 57% de la población mundial utiliza Internet (4.388 billones de personas) y un 42% el móvil, es decir, 3.256 billones.
La Asociación para la Investigación de medios de Comunicación (AIMC) lleva a cabo el EGM (Estudio General de Medios) en España, que nace verdaderamente, como se afirma en su página web, en 1968. Actualmente, publica datos fiables sobre el consumo de los distintos medios (prensa, revistas, suplementos, radio, TV, Internet, exterior) que son útiles para los diferentes integrantes del mercado de la comunicación (agencias de medios, anunciantes, etc). Utiliza para ello un universo de individuos de 14 años o más residentes en hogares españoles y que analiza según sexo, edad, índice socioeconómico, etc. Del total del universo, se selecciona y se diseña una muestra de población (de forma aleatoria) a la cual se realizan diversas entrevistas. En concreto, para el estudio del consumo de Internet, se emplearon cerca de 30.0000 entrevistas (“cara a cara” y mediante Internet) durante el 2018. Además, se realizan tres olas diferentes a lo largo del año (de enero a marzo, de febrero a junio y de septiembre a noviembre).
Tal y como se puede ver en el gráfico extraído del Resumen General de febrero a noviembre de 2018, la evolución en el uso de Internet, tal y como afirmaba Tim Berners Lee, no ha dejado de crecer a lo largo de los años, en este caso, refiriéndonos a España. Según los últimos datos del estudio, tiene un 77´9% de penetración, solo por debajo de la TV (85%).
Además, en base a los resultados estadísticos recogidos en el Marco General 2019 de los medios en España por este mismo organismo, un 86´4% tiene conexión a Internet desde su hogar (frente al 21´9% registrado en el 2002) y un 61´9% tiene ordenador personal (frente al 36´3% en 2002).
Entre los sitios más visitados están: Youtube.com (65% audiencia), Facebook.com (49´9%), ElPaís.com (16´3%) y Marca.com (12´4%), este último casi igualado con Twitter.com (12´3%).
Teniendo en cuenta las CCAA, donde se registra un mayor porcentaje de penetración de Internet es en Madrid (84´8%) y Galicia donde menos (66´4%). No obstante, los porcentajes son bastante similares, situándose en su mayoría entre el 70% y el 80% de penetración. En cuanto a los servicios más utilizados, se recogen: la mensajería instantánea (95´9%), seguida de la búsqueda de información (85´8%) y el correo electrónico (71´2%). El uso de las redes sociales se sitúa en cuarto lugar (66`1%), muy cerca del visionado de vídeos (65´7%). La actividad que menor porcentaje registra son las apuestas online (1´4%). En cuanto al lugar de acceso a Internet, teniendo en cuenta los resultados del último mes de 2018, la mayoría accede desde su casa (99´3%), seguida de la calle o medios de transporte (65’8%), del trabajo (31´9%) y de la Universidad o Centro de Estudios (10%). Un 27% aparece registrado como que se conecta desde "otro sitio".
DESCONECTAR PARA CONECTAR
El tiempo y el uso medio que le damos a los dispositivos tecnológicos ha ido creciendo a lo largo de los años. Lejos queda ese 5% que usaba Internet en el 2000, según apuntaba Tim Berners Lee. Según el estudio publicado en enero de 2019 por Hootsuite y We are social, el tiempo medio de Internet diario está en las seis horas y media. Ante todo lo expuesto, parece clave considerar la alfabetización mediática en las aulas (y en casa) de forma transversal (y así se contempla en el curriculum actual), con el fin de desarrollar un uso responsable y adecuado de la información y las TIC. E, incluso, de aprender a utilizarlas para crear y construir conocimiento, lo que se conoce como TAC (Tecnologías del Aprendizaje y el Conocimiento). Pero no solo desde el ámbito educativo, sino que cada persona desde su ámbito de trabajo, estudio y desde su vida cotidiana en general, puede gestionar un uso saludable de Internet y los dispositivos tecnológicos, evitando, en aquellos casos que sea posible, la multitarea. Marian Rojas Estapé, licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad de Navarra, en su libro Cómo hacer que te pasen cosas buenas (2018) apunta la necesidad de desarrollar la zona prefrontal del cerebro encargada de la voluntad, la planificación y el autocontrol. Defiende la necesidad de practicar estar offline, retomar la comunicación cara a cara, mirándose a los ojos, escuchando al otro atentamente, sin interferencias. Resalta la importancia de focalizarse y concentrarse en lo que se está haciendo (incluso con la práctica de técnicas como la meditación, el mindfulness, etc). Se trata, en definitiva, de desconectar para conectar con el presente: con la naturaleza, con las demás personas, el deporte que se está haciendo, lo que se está leyendo, con uno/a mismo/a, en definitiva. Y de esta forma, hacer un uso equilibrado de las pantallas: "No se trata de negar la tecnología ni negar el avance digital, sino de saber introducirla de forma sensata y escalonada en la vida de los niños/as y adolescentes, enseñándoles a ellos/as mismos/as a controlar el acceso a las aplicaciones y a los contenidos. Decidamos realmente educar para conectar primero con la realidad de las cosas, las emociones de las personas y la naturaleza. " (Rojas Estapé, 2018, p.197)
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