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10/06/2022

ÓSCAR PÉREZ, VIDRIERO: "APRENDÍ EL OFICIO EN LA CATEDRAL DE OVIEDO CON SANTOS CUADRADO"



Fotografía tomada el 27/5/22. Fotografías: cortesía de Óscar y familiares.
En la foto de la izda, aunque no se llega a vislumbrar, hay una estatua y detrás, una vidriera realizada por Óscar Pérez.



    Con solo catorce años comenzó a trabajar con el vidrio en la catedral de Oviedo como aprendiz. Y: "¿Qué se hacía de aprendiz?" pregunta el entrevistado y él mismo contesta: "barrer el taller, limpiar los cristales..." Tiempo después, "unos tres años" más tarde, comenzaría a trabajar con las vidrieras y a desarrollar el oficio, llegando a ser oficial de primera. Aunque cuenta que su primer trabajo fue aún antes: con doce años comenzó a trabajar en una ferretería y poco más tarde en una imprenta, en los dos casos en Oviedo: "Fue estando en la imprenta donde surgiría la obra de la catedral", afirma. Y aclara que le faltaban días para cumplir los catorce, la edad a la que por aquel entonces ya podían empezar a trabajar los niños.

   Inmerso en la obra de la catedral, aprendió de la mano de quien asegura fue "uno de los mejores maestros de España", Santos Cuadrado, "sobre todo en restauraciones", dice. Su labor comenzaba justo en el momento en el que el maestro acababa de realizar el diseño-haciendo el dibujo y calcando los perfiles que se corresponderían con el plomo-. Porque hay que tener en cuenta que el plomo forma parte esencial de la estructura de la vidriera, "con forma de H" permite ir encajando las hojas de vidrio. Este cristal: "Se cortaba con la tijera doble, lo cual permitía `descontar´ el ancho del plomo para hacer las piezas", explica. Tras tener cortadas las piezas, comenta que se limpiaban con vinagre. 


El plomo se fundía y una vez líquido, se echaba en las lingoteras y se esperaba a que se enfriase. Posteriormente, se desmoldaba y se cortaba la parte trasera con una guillotina. Finalmente, se separaban las barras de plomo con una espátula y se les quitaba la rebarba. Como se puede apreciar en la imagen de abajo a la izda (imagen recuperada de ferreteriasvives.com con licencia CCO), el perfil tiene forma de "H", tal y como explica Óscar Pérez en la entrevista, lo cual permite encajar las distintas hojas de vidrio.

Todas las fotografías, a excepción del perfil del plomo, han sido aportadas por cortesía de Óscar y familiares



    El oficio continuaba pasando por distintas fases y procesos: perfilar-tarea que llevaba a cabo su maestro Santos Cuadrado-, presentar la vidriera, cocer el cristal en el horno, emplomar, soldar (por ambos lados) y finalmente enmasillar. Según nos explica en la entrevista sobre esta última fase: "Se enmasillaba con aceite de linaza mezclado con blanco de España y la masilla quedaba metida entre el cristal y el plomo". De esta forma, adquiría resistencia. Sin olvidar que durante todo este proceso la grisalla tenía un papel también importante, "es como el pincel", comenta, no da color, pero este "óxido de hierro muy molido" sirve para modelar (lograr esa sensación de relieve, luces y sombras...) y se podían aplicar varias capas utilizando diferentes disolventes: agua y silicato, vinagre, aguarrás...

A lo largo de su trayectoria, además de aprender a hacer vidrieras-fue a clases en Bellas Artes-, dio clases de dibujo particulares "con dos personalidades: Magín Berenguer (Oviedo: 1918-2000, artista y docente asturiano) y Tamayo (Gijón, 1891-San Sebastián, 1972, pintor)". Algo que también le aportaría conocimiento. Precisamente, gracias a este conocimiento explica que en la vidriera “se dibuja al contrario a como se hace en el papel”, pues primero se da la mancha de manera uniforme y luego se sacan los claros utilizando pinceles (para ir "rascando"). Y también confirma que lograr restaurar una vidriera es más difícil que hacerla de cero.



Productos para vidrieras 
Fotografías: cortesía de Óscar Pérez y familiares

Herramientas para trabajar con el vidrio
A veces, llevaba una de sus ruletas personales
en el bolso de la camisa...
Fotografías: cortesía de Óscar Pérez y familiares



   Durante el tiempo en que trabajó en la catedral lo hizo en el taller situado en el Claustro. Era una labor totalmente artesanal y a la antigua usanza. De hecho, disponían de dos hornos de leña, aunque más tarde, Óscar Pérez comenta que el maestro compraría uno eléctrico, el mismo que se quedaría él tras finalizar la obra. Además, nos explica el porqué se instaló el segundo horno: "El primero se quitó porque rajó la escalera y temían que se hundiera". Fundir el cristal en ellos suponía, entre otras cosas, saber cuándo el cristal estaba cocido mirando por un agujero y matiza: "Tenías que saber cocer por el color". Todo un arte, aunque él ha dejado claro que no se considera un artista, "porque artista es el que crea" y él prefiere definirse como alguien que aprendió a hacer lo mejor posible su oficio.

   El objetivo del trabajo en la catedral no era otro que restaurar las vidrieras que habían quedado dañadas tras la guerra civil española. Y había que hacerlo teniendo en cuenta cómo eran esos vitrales en la época. De hecho, nos cuenta cómo había unas vidrieras "guapísimas, para mí eran preciosas", dice, realizadas  tras quedar destrozada la parte izquierda-según se entra a la catedral- después de la guerra, pero que fueron quitadas porque no seguían el estilo tradicional y primitivo. “Según entras a la izquierda el maestro mío las hizo todas nuevas y no era porque estuvieran estropeadas porque estaban casi nuevas, se hicieron nuevas tras la guerra”. Sin embargo, tenían un estilo más moderno. Cuenta que el maestro fue capaz de restaurarlas en parte gracias a los plomos que quedaron: "Los plomos no se estropearon, aunque estuvieran retorcidos y con pocos cristales, el maestro copiaba tal y como iban los plomos, sacaba la forma como era antiguamente”. Y asegura: "En la catedral nunca se metió nada que en la época en que se hicieron las vidrieras no hubiera". O, al menos, "eso creo", prosigue. De hecho, no se utilizaron esmaltes para los cristales, "solamente se podía dar amarillo de plata", pues este se supone existía antiguamente. Entre las vidrieras restauradas en esa parte izquierda de la catedral, explica que "hay una vidriera del desembarco de Tazones de Carlos V y un retrato del deán de la Catedral”.

    La importancia de restaurar las vidrieras de la catedral gótica de Oviedo siguiendo el estilo original y antiguo se recoge en el artículo científico escrito por Isaac Cuello Rey en la Revista del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza, Artigrama, titulado: “La restauración de las vidrieras de la catedral de Oviedo. De las reformas del Obispo Ramón Martínez Vigil a la intervención de Luis Menéndez Pidal” (2020). Se concluye que en la catedral de Oviedo se conservan gran parte de las vidrieras primitivas en cuanto a composiciones, iconografías y vidrios originales, habiéndose incluido modificaciones y enriqueciéndose a lo largo de los años hasta nuestros días. Y a ello ha contribuido sin duda nuestro invitado en la entrevista, el vidriero Óscar Pérez, a quien el propio artículo reconoce y menciona en más de un párrafo:

 “Las ventanas de las capillas del piso bajo se cubrieron con vidrieras geométricas elaboradas por Óscar Pérez” (Cuello Rey, p.258, 2020)

 "[...]el testimonio oral que Óscar Pérez Guzmán Germán realizó para la elaboración de parte de este trabajo, concretamente en lo relativo a la restauración de posguerra dirigida por Luis Menéndez Pidal, y en la que él participó, ha permitido contrastar, comprender y complementar muchos de los datos recogidos" 
(Cuello Rey, p.259, 2020)

   Óscar Pérez también ha realizado entrevistas para otros medios de comunicación, como fue el caso de la realizada para el diario El Comercio en 2006, en la que el titular dejaba claro la importancia que ha tenido en su trayectoria profesional la catedral: "La catedral es algo mío".

Fotografía cedida por el entrevistado. Imagen superior (por Mario Rojas): Óscar Pérez terminando una pieza con pincel.
El Cristo que aparece fue su primer dibujo que le acompañó toda su vida
en el taller.
Imagen del medio (por Mario Rojas): Óscar Pérez con el horno que compró al maestro en la catedral y con el que cocía la pintura hasta su retiro.
Imagen inferior (por Mario Rojas): vidrieras de la catedral.

  

  La catedral fue donde comenzó y donde aprendió su oficio, tal y como él ha explicado anteriormente, pero incluso cuando estaba realizando la mili le concedieron un permiso de Capitanía General para que pudiera ir algunas tardes a trabajar.

   Cuenta que “cuando pararon la obra en la catedral contaba con dieciocho años más o menos y ya trabajaba para particulares, decoradores...”  También restauró vidrieras en la Basílica de Covadonga e hizo otros trabajos estando en el Ayuntamiento.

Vidrieras motivos religiosos: Virgen de Covadonga realizada
por encargo a un particular y Cristo que fue regalo para un familiar
Fotografías: cortesía de Óscar Pérez y familiares.


Será en torno a los treinta años cuando decide montar su propio taller en el barrio de la Tenderina, en Oviedo, llamado "Talleres Óscar", donde estuvo, según explica, el resto de su vida: "hasta los sesenta y cinco años cuando me jubilé y traspasé el taller". Y es que cuenta que en su casa el pasillo se llenaba de cristales y se hacía necesario buscar un local. Pero por aquel entonces también contaba con vecinos y vecinas que le ayudaban muchas veces a subir o bajar vidrio, le dejaban el patio para fundir plomo... "Eran como familia".


Taller "Vidrieras Óscar" en el barrio de La Tenderina, Oviedo,
 actualmente convertido en tienda de sellos.
Fotografía: cortesía de Óscar Pérez y familiares



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Vidrieras con flores y paisajes
Arriba izda: vidriera donde todos los colores son cristal, no lleva pintura.
Abajo izda: vidriera realizada para la ampliación de vidrieras Óscar,
diseño realizado por su hijo Javier.
Dcha: vidriera en puerta que daba a un balcón en casa de su madre.
Fotografías: cortesía de Óscar Pérez y familiares.




Fotografías de vidrieras para puertas. Cortesía de Óscar Pérez y familiares.



Escudo de la familia Pérez-Marsó
Fotografía: cortesía de Óscar Pérez y familiares.



Una vez montado el taller se dedicó en cuerpo y alma a lo que mejor sabía hacer: vidrieras, aunque también fundía y vendía plomo, hacían estaño... Honrado y atento con su clientela, se le pasaban las horas sin darse cuenta, porque como él mismo ha dicho: "trabajando fui muy feliz" y "no hubo mejor premio" que ese. En el taller también le ayudaron muchos familiares como su mujer, su sobrino, su cuñado o su padre, este último "un manitas", nos dice. Fue precisamente su padre quien también le hizo alguna de las máquinas y herramientas que utilizó: ruletas para cortar el vidrio, la máquina de laminar plomo... En el caso de la máquina de laminar plomo cuenta que fue copiada pidiendo permiso para ello de la del maestro por su padre y otras personas, “luego ya compré una”. Y afirma: “Yo tengo dos máquinas, la que hizo mi padre y la que pedí a Alemania que aparentemente son iguales”. Tampoco olvidará a su compañero Goyo, a quien conocía desde niño y con quien trabajó "ya no de cara al público" realizando vidrieras "hasta que murió".



Vidrieras en el Colegio Notarial de Asturias.
Las de la derecha fueron realizadas por Santos Cuadrado
 y la de la izquierda por Óscar Pérez años después.
Fotografía: cortesía de Óscar Pérez y familiares.





Vidriera para Colegio de Abogados
Fotografía: cortesía de Óscar Pérez y familiares.




Vidriera realizada por Óscar Pérez
para la Jefatura Superior de Policía Nacional de Oviedo.
Firmada (abajo a la derecha) como "PROYECTO-MELCON,
REALIZADA ÓSCAR PÉREZ, OVIEDO, 11-6-97"
Fotografía: cortesía de Óscar Pérez y familiares.



Vidriera de pintura firmada con la última firma utilizada
Fotografía: cortesía de Óscar Pérez y familiares.



Pero no todo fue trabajar, también tuvo tiempo de disfrutar de la vida "no teniendo casi nada". Asegura que disfrutó incluso más que sus propios hijos. Lo pasó bien jugando al cascayo (rayuela), a la una pica la mula, al escondite, a los cromos, "era jugar desde por la mañana hasta por la tarde", confiesa. Pero sin duda, lo que más le gustaba (y le gusta, así lo dejó claro también fuera de grabación) era pasárselo bien jugando al fútbol. Llegó a jugar en el equipo que por aquel entonces se llamaba Unión Deportivo Ovetense, "donde jugábamos los escogidos", nos dice, era "como filial del Oviedo y de ahí salieron muchos jugadores internacionales".

Después de más de una hora y cuarto conversando (sin contar "la previa" antes de grabación) la luz va cayendo y llegamos al final de la entrevista. Rememoramos aquí la única plumilla que hizo en vidriera con dos de los personajes de la literatura universal: Don Quijote de la Mancha y Sancho Panza, una plumilla que resultó ser un regalo para un familiar.


Única vidriera realizada íntegramente a
plumilla con dedicatoria.

Fotografía: cortesía de Óscar Pérez y familiares.


Y así, llegamos poco a poco al final de esta gran historia llena de historias. Por un lado, esta entrevista nos ha permitido abrir las puertas a la historia sobre las vidrieras restauradas en la catedral y conocer más a fondo el oficio del vidriero hace años. Por otro, el más importante, para descubrir que ahí, Óscar Pérez ha dejado huella y su labor ha contribuido a conservar el patrimonio cultural e histórico de la ciudad. Una ciudad que encarna valores que también se reflejan en la esencia de su legado: "Yo siempre lo digo, tú vas a la catedral y cuando mires una vidriera y veas una pieza , esa pieza seguro que la tocó Óscar por lo menos cinco o seis veces".


Escudo de Oviedo pintado y horneado
en cristal blanco con grisallas modernas.
Fotografía por cortesía de Óscar Pérez y familiares.