Fotografía tomada el 27/5/22. Fotografías: cortesía de Óscar y familiares. |
Con solo catorce años comenzó a trabajar con el vidrio en la catedral de Oviedo como aprendiz. Y: "¿Qué se hacía de aprendiz?" pregunta el entrevistado y él mismo contesta: "barrer el taller, limpiar los cristales..." Tiempo después, "unos tres años" más tarde, comenzaría a trabajar con las vidrieras y a desarrollar el oficio, llegando a ser oficial de primera. Aunque cuenta que su primer trabajo fue aún antes: con doce años comenzó a trabajar en una ferretería y poco más tarde en una imprenta, en los dos casos en Oviedo: "Fue estando en la imprenta donde surgiría la obra de la catedral", afirma. Y aclara que le faltaban días para cumplir los catorce, la edad a la que por aquel entonces ya podían empezar a trabajar los niños.
Inmerso en la obra de la catedral, aprendió de la mano de quien asegura fue "uno de los mejores maestros de España", Santos Cuadrado, "sobre todo en restauraciones", dice. Su labor comenzaba justo en el momento en el que el maestro acababa de realizar el diseño-haciendo el dibujo y calcando los perfiles que se corresponderían con el plomo-. Porque hay que tener en cuenta que el plomo forma parte esencial de la estructura de la vidriera, "con forma de H" permite ir encajando las hojas de vidrio. Este cristal: "Se cortaba con la tijera doble, lo cual permitía `descontar´ el ancho del plomo para hacer las piezas", explica. Tras tener cortadas las piezas, comenta que se limpiaban con vinagre.
El oficio continuaba pasando por distintas fases y procesos: perfilar-tarea que llevaba a cabo su maestro Santos Cuadrado-, presentar la vidriera, cocer el cristal en el horno, emplomar, soldar (por ambos lados) y finalmente enmasillar. Según nos explica en la entrevista sobre esta última fase: "Se enmasillaba con aceite de linaza mezclado con blanco de España y la masilla quedaba metida entre el cristal y el plomo". De esta forma, adquiría resistencia. Sin olvidar que durante todo este proceso la grisalla tenía un papel también importante, "es como el pincel", comenta, no da color, pero este "óxido de hierro muy molido" sirve para modelar (lograr esa sensación de relieve, luces y sombras...) y se podían aplicar varias capas utilizando diferentes disolventes: agua y silicato, vinagre, aguarrás...
A lo largo de su trayectoria, además de aprender a hacer vidrieras-fue a clases en Bellas Artes-, dio clases de dibujo particulares "con dos personalidades: Magín Berenguer (Oviedo: 1918-2000, artista y docente asturiano) y Tamayo (Gijón, 1891-San Sebastián, 1972, pintor)". Algo que también le aportaría conocimiento. Precisamente, gracias a este conocimiento explica que en la vidriera “se dibuja al contrario a como se hace en el papel”, pues primero se da la mancha de manera uniforme y luego se sacan los claros utilizando pinceles (para ir "rascando"). Y también confirma que lograr restaurar una vidriera es más difícil que hacerla de cero.
Productos para vidrieras Fotografías: cortesía de Óscar Pérez y familiares |
Herramientas para trabajar con el vidrio A veces, llevaba una de sus ruletas personales en el bolso de la camisa... Fotografías: cortesía de Óscar Pérez y familiares |
Durante el tiempo en que trabajó en la catedral lo hizo en el taller situado en el Claustro. Era una labor totalmente artesanal y a la antigua usanza. De hecho, disponían de dos hornos de leña, aunque más tarde, Óscar Pérez comenta que el maestro compraría uno eléctrico, el mismo que se quedaría él tras finalizar la obra. Además, nos explica el porqué se instaló el segundo horno: "El primero se quitó porque rajó la escalera y temían que se hundiera". Fundir el cristal en ellos suponía, entre otras cosas, saber cuándo el cristal estaba cocido mirando por un agujero y matiza: "Tenías que saber cocer por el color". Todo un arte, aunque él ha dejado claro que no se considera un artista, "porque artista es el que crea" y él prefiere definirse como alguien que aprendió a hacer lo mejor posible su oficio.
La catedral fue donde comenzó y donde aprendió su oficio, tal y como él ha explicado anteriormente, pero incluso cuando estaba realizando la mili le concedieron un permiso de Capitanía General para que pudiera ir algunas tardes a trabajar.
Cuenta que “cuando pararon la obra en la catedral contaba con dieciocho años más o menos y ya trabajaba para particulares, decoradores...” También restauró vidrieras en la Basílica de Covadonga e hizo otros trabajos estando en el Ayuntamiento.
Vidrieras motivos religiosos: Virgen de Covadonga realizada por encargo a un particular y Cristo que fue regalo para un familiar Fotografías: cortesía de Óscar Pérez y familiares. |
Será en torno a los treinta años cuando decide montar su propio taller en el barrio de la Tenderina, en Oviedo, llamado "Talleres Óscar", donde estuvo, según explica, el resto de su vida: "hasta los sesenta y cinco años cuando me jubilé y traspasé el taller". Y es que cuenta que en su casa el pasillo se llenaba de cristales y se hacía necesario buscar un local. Pero por aquel entonces también contaba con vecinos y vecinas que le ayudaban muchas veces a subir o bajar vidrio, le dejaban el patio para fundir plomo... "Eran como familia".
Taller "Vidrieras Óscar" en el barrio de La Tenderina, Oviedo, actualmente convertido en tienda de sellos. Fotografía: cortesía de Óscar Pérez y familiares |
. Vidrieras con flores y paisajes Arriba izda: vidriera donde todos los colores son cristal, no lleva pintura. Abajo izda: vidriera realizada para la ampliación de vidrieras Óscar, diseño realizado por su hijo Javier. Dcha: vidriera en puerta que daba a un balcón en casa de su madre. Fotografías: cortesía de Óscar Pérez y familiares. |
Fotografías de vidrieras para puertas. Cortesía de Óscar Pérez y familiares. |
Escudo de la familia Pérez-Marsó Fotografía: cortesía de Óscar Pérez y familiares. |
Una vez montado el taller se dedicó en cuerpo y alma a lo que mejor sabía hacer: vidrieras, aunque también fundía y vendía plomo, hacían estaño... Honrado y atento con su clientela, se le pasaban las horas sin darse cuenta, porque como él mismo ha dicho: "trabajando fui muy feliz" y "no hubo mejor premio" que ese. En el taller también le ayudaron muchos familiares como su mujer, su sobrino, su cuñado o su padre, este último "un manitas", nos dice. Fue precisamente su padre quien también le hizo alguna de las máquinas y herramientas que utilizó: ruletas para cortar el vidrio, la máquina de laminar plomo... En el caso de la máquina de laminar plomo cuenta que fue copiada pidiendo permiso para ello de la del maestro por su padre y otras personas, “luego ya compré una”. Y afirma: “Yo tengo dos máquinas, la que hizo mi padre y la que pedí a Alemania que aparentemente son iguales”. Tampoco olvidará a su compañero Goyo, a quien conocía desde niño y con quien trabajó "ya no de cara al público" realizando vidrieras "hasta que murió".
Vidriera para Colegio de Abogados Fotografía: cortesía de Óscar Pérez y familiares. |
Vidriera de pintura firmada con la última firma utilizada Fotografía: cortesía de Óscar Pérez y familiares. |
Pero no todo fue trabajar, también tuvo tiempo de disfrutar de la vida "no teniendo casi nada". Asegura que disfrutó incluso más que sus propios hijos. Lo pasó bien jugando al cascayo (rayuela), a la una pica la mula, al escondite, a los cromos, "era jugar desde por la mañana hasta por la tarde", confiesa. Pero sin duda, lo que más le gustaba (y le gusta, así lo dejó claro también fuera de grabación) era pasárselo bien jugando al fútbol. Llegó a jugar en el equipo que por aquel entonces se llamaba Unión Deportivo Ovetense, "donde jugábamos los escogidos", nos dice, era "como filial del Oviedo y de ahí salieron muchos jugadores internacionales".
Después de más de una hora y cuarto conversando (sin contar "la previa" antes de grabación) la luz va cayendo y llegamos al final de la entrevista. Rememoramos aquí la única plumilla que hizo en vidriera con dos de los personajes de la literatura universal: Don Quijote de la Mancha y Sancho Panza, una plumilla que resultó ser un regalo para un familiar.
Única vidriera realizada íntegramente a plumilla con dedicatoria. Fotografía: cortesía de Óscar Pérez y familiares. |
Y así, llegamos poco a poco al final de esta gran historia llena de historias. Por un lado, esta entrevista nos ha permitido abrir las puertas a la historia sobre las vidrieras restauradas en la catedral y conocer más a fondo el oficio del vidriero hace años. Por otro, el más importante, para descubrir que ahí, Óscar Pérez ha dejado huella y su labor ha contribuido a conservar el patrimonio cultural e histórico de la ciudad. Una ciudad que encarna valores que también se reflejan en la esencia de su legado: "Yo siempre lo digo, tú vas a la catedral y cuando mires una vidriera y veas una pieza , esa pieza seguro que la tocó Óscar por lo menos cinco o seis veces".
Escudo de Oviedo pintado y horneado en cristal blanco con grisallas modernas. Fotografía por cortesía de Óscar Pérez y familiares. |