La trayectoria y visión de un epidemiólogo
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Fotografía cortesía de Miguel Ángel Martínez-González |
¿Nos podría explicar en qué consiste el día a día de un epidemiólogo y por qué es tan importante la epidemiología para la salud pública?
Cada día es muy variado. Un epidemiólogo pasa mucho tiempo en tareas de diseñar y dirigir estrategias de recogida de datos de salud que sean eficientes. Hay que ser capaz de escribir buenos protocolos de estudios extensos de investigación a largo plazo. Y se trata de escribirlos también como para que sean luego financiados. Esto exige antes ser capaz de integrar grupos multidisciplinares y tener desde el principio en la cabeza las dificultades que se van a ir encontrando a lo largo de los años y ponerle soluciones por anticipado. También se trata de anticipar las respuestas que se pueden obtener con esos datos y que se acabarán convirtiendo en publicaciones científicas.
Es como un arquitecto que tiene desde el minuto cero la casa entera en la cabeza. Luego, día a día hay que controlar que los datos se recogen según el protocolo que inicialmente se escribió para no desviarse de él y para ir superando las múltiples contingencias que siempre surgen. Uno, a veces, acaba pareciendo más un empresario que un médico. Pero hace falta saber mucha medicina para poder diseñar buenos estudios epidemiológicos. Solo estos estudios son la base para que se puedan emprender en el futuro acciones de salud pública realmente basadas en buena evidencia científica.
"Un epidemiólogo es como un arquitecto que tiene desde el minuto cero la casa entera en la cabeza"
Dr. Miguel Ángel Martínez-González
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En algunos de sus libros menciona la epidemiología positiva: ¿Qué es?
La epidemiología positiva mira más a la salud que a la enfermedad. No se trata solo de evitar enfermedades. Se trata de aumentar los niveles de salud positiva. En vez de tener como punto de desenlace si se ha producido o no un cáncer o una muerte prematura, se usa como punto de desenlace si ha mejorado la calidad de vida o el florecimiento del ser humano en su conjunto, lo que le llamaríamos alcanzar la entera plenitud de la persona humana, la realización personal o la capacidad de tener buenas relaciones interpersonales de alta calidad.
Su padre era médico, endocrinólogo, quien ejerció en Málaga: ¿De qué manera le infundió su padre la pasión por la medicina?
La influencia de mi padre fue muy fuerte. Me dio un ejemplo estupendo de profesionalidad, apasionamiento por ayudar a sus pacientes y vida de continuo estudio.
Estando usted en Granada hace veintisiete años, la Universidad de Navarra le confió un reto que ha calificado como “apasionante”, poner en marcha desde cero un Departamento en Medicina Preventiva y Salud Pública: ¿Qué nos puede contar sobre el nacimiento, el desarrollo y las actuales líneas de investigación de este departamento?
Ha sido una auténtica aventura llena de retos y emociones pero también de muchísimas alegrías. Al principio me nombraron "Unidad de epidemiología y salud pública" y estaba bien ese nombre de unidad porque estaba yo solo, nunca mejor dicho lo de "unidad". El profesor Jokin de Irala entonces acababa de llegar de Estados Unidos y estaba de profesor ayudante en la Universidad de Córdoba. Durante los primeros tres años él vivía en Córdoba y estuvo viniendo a dar las clases a Pamplona. El primer año estuve solo y pasé meses antes de tener un despacho y un ordenador. Trabajaba en la biblioteca. Ya en el segundo año de estar en Pamplona pude contar con la ayuda de un doctorando, que fue Miguel Ruiz-Canela, al que tuve el privilegio de dirigirle la tesis y ahora acaba de sustituirme al frente del departamento como director. Al tercer año llegó Almudena Sánchez Villegas, también como estudiante de doctorado, ya que acababa de terminar farmacia.
Ahora los tres son ilustres catedráticos: Jokin, Miguel y Almudena. Pero entonces no teníamos absolutamente nada, ni bases de datos, ni proyectos de investigación, ni un buen registro de publicaciones, ni locales, ni laboratorios, ni libros publicados, ni buenos contactos en el extranjero. Pero, eso sí, teníamos una grandísima ilusión y muchas ganas de trabajar y nos propusimos ser catedráticos lo antes posible, ser los editores de los principales manuales de nuestra especialidad (en Bioestadística, en Epidemiología y en Salud Pública) en España y ser los colaboradores de Harvard en Europa. Parecían sueños irrealizables pero, al cabo de los años, se han ido cumpliendo estas metas una tras otra. Fue muy de agradecer el gran apoyo que encontramos siempre en el primer decano que nos gobernaba cuando comenzó el departamento, el profesor Pedro Gil, catedrático de Historia de la Medicina.
¿Cuán de importante ha sido para usted formar equipo con grandes profesionales y personas?
La tarea de formación de posgrado ha sido siempre lo que más me ha atraído, pues pienso que por cada catedrático, profesor titular, profesor contratado doctor o profesor ayudante que se ha formado conmigo se produce un efecto multiplicativo. Es como si las ideas que deseamos transmitir se multiplicasen por un número muy alto. Uno puede dejar un poso de un buen número de portavoces de ese mismo mensaje que es tan importante para la salud pública y para la justicia social en toda la población y que los alumnos seguirán recibiendo en muchas universidades.
"La tarea de formación de posgrado ha sido siempre lo que más me ha atraído. Uno puede dejar un poso de un buen número de portavoces de ese mismo mensaje que es tan importante para la salud pública y la justicia social"
Dr. Miguel Ángel Martínez-González
Desde 2016 es catedrático visitante en el Departamento de Nutrición de la Escuela de Salud Pública de Harvard: ¿Qué nos puede contar de su experiencia en Norteamérica?
La primera estancia que tuve en Harvard fue para poner en marcha el proyecto seguimiento Universidad de Navarra (SUN) que es un gran estudio de cohortes prospectivas con más de 23.000 voluntarios que cada dos años nos informan puntualmente de su dieta, su estilo de vida y su salud. El reto más importante con el que me encontré en ese año de 1998 donde pasé seis meses en la Escuela de Salud Pública de Harvard fue que al poco tiempo de llegar me dijeron que tenía que dar el seminario para profesores.
Pasé varias semanas con un gran ajetreo buscando toda la información necesaria y preparándome muy a conciencia para poder impartir con calidad ese seminario porque sabía que me iban a escuchar las personas que más sabían de nutrición en el mundo. Pero la verdad es que en esas semanas no me llegaba la camisa al cuerpo porque la responsabilidad era muy grande y nunca me había enfrentado a un reto de esta envergadura. Parece que el resultado fue bueno por todo lo que vino después.
¿Qué diferencias aprecia entre el sistema educativo universitario de EUU y el de España?
En Estados Unidos los estudiantes de Medicina son de mayor edad, han hecho otra carrera antes, son más maduros. Por eso, no se pueden extrapolar directamente los métodos que se aplican en una Facultad de Medicina de Estados Unidos a una Facultad de Medicina en España donde los alumnos son mucho más jóvenes y no tienen esa madurez necesaria para poder aplicar un currículum exigente y complicado, que exige mucha tarea de exclusiva responsabilidad personal.
Lleva más de treinta años trabajando en Epidemiología y Salud Pública, pero al comienzo de su carrera, estudió la especialidad de Cardiología: ¿Cómo surgió el interés después por la nutrición?
Me di cuenta primero de que era más importante prevenir que curar porque veía que muchas veces se podía hacer poco ante las enfermedades cardiovasculares graves cuando ya estaban desarrolladas. Esa visión anticipatoria me llevó a profundizar en los factores de riesgo cardiovascular. Al final, me di cuenta de que la mayoría de los factores de riesgo cardiovascular –quizá con la única excepción del tabaco– se cambian precisamente a través de una buena alimentación.
"Me di cuenta primero de que era más importante prevenir que curar. Esa visión anticipatoria me llevó a profundizar en los factores de riesgo cardiovascular"
Dr. Miguel Ángel Martínez-González
Muchas veces se publican estudios sobre nutrición y salud que parecen sentar cátedra. Sin embargo, ha comentado en alguna ocasión que para usted un solo estudio no es concluyente, sino que tienen que ser consistentes: ¿Cuándo se puede considerar que se trata de estudios consistentes?
La evidencia epidemiológica en nutrición para la mayoría de los temas solo cuenta con estudios observacionales. Se observa primero la dieta de las personas y luego se les sigue durante años para comparar los que siguen una y otra dieta y ver si esto determina si tendrán mayor o menor riesgo de fenómenos de salud o enfermedad a largo plazo. Esto es lo mismo que se aplicó al tabaco. Cuando se estudió el papel causal del tabaco en el cáncer de pulmón se acuñaron una serie de criterios de causalidad para poder decir que estas asociaciones que verifica la epidemiología observacional no solo son meras correlaciones estadísticas, sino que realmente expresan relaciones de causa a efecto y que, por tanto, tienen mucha importancia para aplicar políticas de salud pública.
Uno de los criterios clave es precisamente la consistencia entre los distintos estudios realizados en diversos países con diversa metodología, con diversas poblaciones, con distintos seguimientos, con metodología que va cambiando de un estudio a otro. Para mí y pienso que lo mismo pasa para muchos otros epidemiólogos, al menos hacen falta tres estudios consistentes para empezar a creer una asociación que venga de estudios epidemiológicos observacionales.
"Para mí y pienso que lo mismo pasa para muchos otros epidemiólogos, al menos hacen falta tres estudios consistentes para empezar a creer una asociación que venga de estudios epidemiológicos observacionales"
Dr. Miguel Ángel Martínez-González
Para acabar con las preguntas relacionadas con su trayectoria: ¿Qué es lo más grato de su profesión como médico y epidemiólogo?
Lo más grato es ver el desarrollo profesional de los alumnos que he conocido desde muy jóvenes, que han sido estudiantes a los que he dado clase o he dirigido la tesis y ahora son catedráticos o profesores titulares de prestigio mundial o médicos que están destacando en su especialidad. La docencia tiene muchas recompensas.