Todos los días recibimos noticias sobre el tiempo, conversamos sobre el mismo, comentamos sus cambios y su relación con nuestro estado de ánimo u otras cuestiones que nos atañen. El cambio climático al mismo tiempo, es un tema que ocupa frecuentemente la cobertura informativa. Sin embargo, no es lo mismo clima que tiempo y la cuestión es compleja e incluso, hay muchas preguntas aún sin respuesta definitiva.
Un planeta complejo en su estructura y dinámica
El catedrático de Geografía Física en la Universidad de Barcelona Francisco Javier Martín Vide escribía ya en 2009 en el epílogo del artículo científico titulado “Conceptos previos y conceptos nuevos en el estudio del cambio climático reciente” que a la importancia de las “erres” en términos de sostenibilidad ambiental (reducir, reciclar, reutilizar), habría que añadir la buena reflexión y el sentido común en un tema tan candente. En el citado documento además, se destaca la importancia que tienen los métodos estadísticos para valorar el cambio climático y también, el conocimiento exhaustivo y riguroso de los elementos y factores geográficos relacionados con el clima.
Asimismo, explica la distinción de los conceptos tradicionales de clima-condiciones atmosféricas características de una región o lugar concretos- y tiempo meteorológico-condiciones meteorológicas en un momento concreto, un día por ejemplo-. Y recoge otro concepto clave, el sistema climático: “un sistema muy complejo constituido por cinco subsistemas o componentes naturales […]: la atmósfera, la hidrosfera (sobre todo la del océano), la superficie sólida o emergida, la biosfera (fundamentalmente la vegetación) y la criosfera (capas de hielo y nieve)” (Martín Vide, 2009). Además, añade que entre estos subsistemas tienen lugar numerosos flujos de energía y materia. A este término se revisan otros como el de variabilidad climática, el cambio climático propiamente dicho y su diferencia con el cambio global y el calentamiento global, el efecto invernadero, etc.
Cambios por fuera y por dentro
Nuestro planeta es complejo y dinámico también en el interior, desde la zona más profunda (el núcleo) hasta la superficie (la corteza), pasando por las distintas capas del manto (entre el núcleo y la corteza). En las diferentes capas se encuentran variaciones en la composición, temperatura... El Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC) publicaba una noticia (24/1/23) en base a un estudio de la revista Nature Geoscience relacionada con la variación detectada en el movimiento del núcleo interno de la Tierra. En esta noticia redactada por los investigadores del Instituto de Geociencias (IGEO), Molina Cardín, Puente Borque y Rivera Pérez, se explica que las conclusiones del estudio se basan en el análisis de ondas sísmicas procedentes de terremotos (originados en la zona sur del océano Atlántico) y cómo a lo largo de las décadas se han registrado variaciones en el tiempo que tardan en atravesar el núcleo terrestre (teniendo en cuenta la misma trayectoria). Así, se ha concluido que en los últimos años la rotación del núcleo es un poco más lenta. Los movimientos de este núcleo interno se han relacionado con el campo magnético, con la duración del día/noche o el clima. Sin embargo, desde SINC en base a este estudio se recalca que “no parece probable que cambios tan pequeños en la rotación del núcleo puedan tener efectos realmente apreciables”.
La terminología, asunto importante
En todo este entramado, hay que considerar además que a veces se dan afirmaciones poco precisas y fiables. En este sentido, Martín Vide (2009) afirma en su artículo:
“Es frecuente, por ejemplo, asistir a análisis, valoraciones, proyecciones y atribuciones apresuradas al cambio climático en cuanto ocurre algún episodio meteorológico extremo, que, conviene recordarlo, forman parte de la `normalidad´ del clima”
De hecho, desde el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés: Intergovernmental Panel on Climate Change) se acuñan definiciones diferentes de este tema que nos concierne, entre ellas, la de cambio climático asegurado.
Según este comité, aunque la composición de la atmósfera mantuviera fijos sus valores actuales, seguiría produciéndose una variación del clima (cambio climático asegurado) debida a cuestiones como la inercia térmica de los océanos-el agua recibe el calor y a su vez lo trasfiere a la atmósfera- o procesos progresivos y cambiantes que ocurren en las capas de hielo y en la superficie terrestre. Este cambio climático asegurado conlleva consigo, según este Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), otros cambios como pueden ser los fenómenos meteorológicos extremos o cambios en el nivel del mar.
También desde otras fuentes como la del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, apuntan que a lo largo de la historia de la Tierra el clima ha sufrido cambios importantes debido a causas naturales. Así, por ejemplo, se señala desde esta entidad que hace unos diez mil años (en el último período glaciar), el clima terrestre era más frío que el actual y los glaciares ocuparon amplias extensiones de la superficie terrestre. En la misma línea, desde la página web de la Universidad de Burgos (ubu.es), se dice que los cambios en el clima han existido desde el inicio de la Tierra y han sido tanto cambios graduales como abruptos. Las causas naturales de estos cambios son diversas: variaciones orbitales, períodos de vulcanismo, impacto de meteoritos, movimientos de las placas tectónicas, etc.
Por todo ello, aunque hablar de cambio climático supone tener en cuenta la complejidad del tema, lo que sí parece claro es que hay que diferenciar entre las variaciones naturales del clima y las variaciones derivadas de la actividad humana. En este sentido, desde el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) se señala que este cambio climático puede deberse a procesos internos naturales o a fuerzas externas tales como oscilaciones de los ciclos solares o erupciones volcánicas o bien a cambios antropógenos (relacionados con la acción del ser humano).
Actualmente, en los medios de comunicación y en otros ámbitos, cuando se habla de cambio climático se hace alusión, por lo general, al cambio derivado de causas antropogénicas. En este caso, en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC, 1992), en su artículo 1, se define el cambio climático de la siguiente manera: “cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera global y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables”.
El catedrático de Geografía Física Martín Vide (2009) habla en el artículo mencionado al inicio del subsistema socioeconómico como otro sexto elemento más del sistema climático. Este sexto subsistema se relaciona directamente con los cambios ocasionados por la actividad humana y el profesor menciona aquí los modelos energéticos ineficientes, la contaminación, los múltiples desequilibrios originados del sistema capitalista actual, etc. Con todo, apela a la atenuación o mitigación de los daños que se están ocasionando en el planeta y para los que se necesita la responsabilidad de todos/as.
Llegados a este punto, se puede concluir que el ser humano puede y debe buscar acciones que respeten el equilibrio del medio ambiente, lo contrario produce nefastas consecuencias. Pero el cambio climático no solo se debe a causas antropogénicas y es por ello que, inevitablemente, ocurrió y ocurrirá. Gracias también a ese cambio climático, apareció la vida y evolucionó tal y como la conocemos. De habernos quedado en el caldo de cultivo que supuestamente era la Tierra en sus inicios cuando surgen los primeros microorganismos hace unos tres mil ochocientos millones de años, el ser humano no hubiese existido. En este sentido, el historiador español José Luis Comellas (Ferrol: 1928-Sevilla:2021) en su libro Historia de los cambios climáticos (Rialp, 2021) aborda en profundidad el tema y subraya que el clima siempre ha cambiado. De hecho, recoge que a veces lo ha hecho de forma mucho más espectacular y temible a como lo está haciendo ahora. El problema, expone en esta obra, surge al precisar si este cambio ahora opera al mismo ritmo y se debe a las mismas causas. Y alega: "No tenemos una respuesta definitiva".
Eso sí, el cambio climático está asegurado.